domingo, 23 de octubre de 2011

#58

No nos damos cuenta de lo dura pero a la vez bella que es la vida, no al menos mientras la tenemos entre nuestras manos. Un día tenemos que marcharnos, para bien o para mal a cada cual le llega su momento.

Pero... el ser humano pese a su férrea coraza emocional posee un interior frágil cual latido.
Todos los corazones se hacen uno cuando hay que recordar a un caído, aunque no nos conozcamos, aunque nos odiemos nos consterna pensar que una persona se ha marchado y que no volverá, que no despertaremos de este mal sueño hasta el día en que se consuma la vela que salvaguarda nuestra existencia.

Hoy contemplamos bajo este cielo gris como desaparecía una vida, billones de ojos centraron su mirada en el asfalto este 23 de Octubre atónitos ante la colisión que se había acontecido, mudos tras enterarnos que él se había marchado de verdad.

Se ha marchado al menos haciendo lo que más amaba... ¡ Mirad por la ventana, alzad la vista a este cielo hoy triste quizás mañana nos sonría ! ¡ Vivid amando lo que hacéis, luchad por vuestros sueños y nunca flaqueéis ante la adversidad !


Hoy es un día duro... espero que hallas encontrado paz allá donde hallas llegado, las lágrimas de hoy serán la alegría del mañana.

Por siempre #58


 ~ PRAY FOR MARCO SIMONCELLI ~





lunes, 10 de octubre de 2011

Acto I. Melodía del consuelo.

Es la tarde de otoño, las hojas se caen y son arrastradas por el viento... Dos personas cruzan la mirada por unos instantes...
Sus ojos se conocen sin percatarse de ello, no eran necesarias las palabras, la conexión fue mutua. Pero unos principios rechazan a los otros, ellos... rompen la unión de unas miradas que pedían a gritos estar unidas.

...Se aguan los ojos...



¡Sal corriendo! antes de que el sentimiento pueda escapar de su crisálida, pues es mejor desengañarse, antes que vivir una lacerante ilusión.


Corrí hasta llegar al centro del bosque, allá donde la luna cenicienta se alza contra la lobreguez, y allí encontré una vieja casa abandonada, repleta de maravillas, de recuerdos...

Decidí entretenerme con aquel magnífico tesoro que había hallado, pero era imposible borrar de mi cabeza a aquella persona, la profundidad de sus ojos me inundaba el pecho acelerando mi pulso y haciéndome caer al piso...

... Comenzó a sonar... La más bella melodía que jamás escuché... suave, melancólica, rompedora...
La perseguí por toda la casa, subí las ruinosas escaleras y en el cuarto del fondo, sutilmente iluminado por la luna, la encontré.

Una vieja caja musical, una antigua canción y mis vellos erizados en la piel.

Me quedé horas sentado frente al instrumento, con mis ojos fijos en la luz de un astro y mi corazón marcado por la angustia.

Acto II. Silueta de la tenue luz

Mientras contemplaba el oscuro cielo de la noche, la luz de la luna incidía en mis pupilas, debía de cerrar los ojos... la caja de música continuaba sonando... era tan bella...

Comenzaron a oírse unos golpes, la puerta exterior se abrió con sigilo y unos pasos aún más tímidos le sucedieron, me escondí entre los viejos bártulos sujetando una cortina, la cual tapaba la ventana, de ese modo no podrían encontrarme. Los pasos se detuvieron y una oscura silueta comenzó a tararear la melodía que aún continuaba activa, se sentó junto a ella. Yo... no sabía que hacer, quería huir, pero...

...Algo en aquella voz me resultaba encantador...

De mis dedos se escurrió la vieja cortina, abriéndose paso la luz por toda la sala, haciéndose visible... su silueta.

 (Se dio la vuelta) Era... él... eran sus ojos...
 (Me contempló de arriba abajo) -¿Qué haces aquí solo?
 (Miré hacia la ventana) - Me perdí en el bosque y encontré esta casa abandonada, pero... ¿Por qué estás tú aquí?
 (Dio un paso hacia delante) - Busco algo que he perdido.
 (Sonreí con ironía) -¿Qué se te puede haber perdido aquí en esta vieja casa abandonada en mitad del bosque a media noche?
 (Cogió la caja de música... y clavé mis ojos en ella) -¿E... es tuya?
 (Sonrió tímidamente) - Es un regalo... para alguien especial.

Ardía la histeria en mis entrañas, jamás podría volver a escuchar ese sonido que tanto me alivió, que tanta paz le brindó a mi corazón.
Continué mirando por la ventana como si nada me importase, aunque en el fondo...

Comenzó a caminar mientras daba cuerda a la caja, esta empezó a sonar de nuevo. Notaba el sonido cada vez mas cerca, pero hice caso omiso, continué mirando la luna que cada vez se posaba más alta.

(Rozó mi mano...) Me volteé y los vi, nuevamente esas miradas ensoñadas... mi ritmo cardíaco se desbordaba.
(Alargó su brazo) -Toma, es para ti.
(Desconcertado) -¿Para mi? no entiendo...
(Con la voz temblorosa) -Tú-u... tú eres esa persona.

Deje caer mi mirada hacia el instrumento y antes de poder mediar palabra se abalanzó sobre mi, rozó mi mano y...


ME BESÓ.

Acto III. Camino a la Fragilidad (Humana)


Cerré mis ojos y un fogonazo cálido distorsionó nuestra imagen...

La luz del alba comenzó a entrar por las rotas ventanas de la casa chocando directamente contra nuestros rostros, de pronto una hábil mano bordeó mi cintura y apretando con fuerza exhaló su cálido aliento en mi nuca. Me volví y ellos seguían allí tan brillantes como ayer, tan risueños como los de un bebé...

Sonreí y me sonrojé...

Me levanté, salí de la casa y me posé bajo la sombra de un roble que había tras la casa, el corazón volvía a acelerarse, estaba muy nervioso... muy avergonzado.

Llegaron por detrás y me cubrieron los ojos, intenté no moverme, pero estaba atacado.
Sutilmente los labios de esa persona besaron mi mejilla izquierda... no tenía dudas, era él nuevamente...
Sonreímos por el resto del día, no había nada que pudiese estropear ese momento.

Aunque, por mucho que lo evitase... 
sabía porque era así,
aquí.

(Me dí la vuelta sonriendo) ¡Vamos a la feria medieval!
(Se sorprendió) ¿Y eso?...
(Cogí suavemente su mano) Hay algo que quiero ver.

No opuso resistencia y se dejó llevar por el momento ]

Llegamos y anduvimos largo y tendido por las calles hablando y comentado cada cosa que veíamos, parecíamos... dos amigos. Nuestras miradas se cruzaron cómplices, como si no hubiese nadie, a medida que nuestros rostros se precipitaban nuestros corazones latían más apresurados, pero... se detuvo, a medio camino, se sonrojó y miró hacia el lado opuesto a mi. Mi sonrisa se convirtió en una entreabierta cavidad, la verdad es que, lo entendía...

Continuamos por la calle central, la más amplia, ya el sol entraba en ocaso, el paisaje se teñía de un color otoñal, la hojas comenzaron a caerse y me paré de golpe, mirando el horizonte.

         [ Aquella puesta de sol es lo quería ver... junto a él ]

(Se sobresaltó) ¿Qué te ocurre?
(En silencio empecé a contemplar el suelo con cara de preocupación y me agaché) ¡Mira! Es un hormiguero enorme y lo iba a pisar.

(Sonrió discretamente) ...
(Me sonrojé) ¡Eh! no te rías de mi...
(Él continuo riendo) ...
(Me sentí estúpido... y vi que tenía un cordón desatado) ¡Eh! espera un momento.
(La sonrisa comenzó a desaparecer de su cara) ¿Pero qué haces? ven aquí.

Cogió mi brazo y me levantó tan ligero como si de una nube me tratase...

(Tartamudeé) Mmm... ¿te importaría soltarme?
(Clavó sus ojos en los míos con una seriedad abrumadora) No quiero... si lo hago podría perderte.
(Enmudecí) ... ¿Qué quieres decir?

Nuevamente comenzó a aproximarse, su rostro, cada vez más cercano a mío, podía sentir su respiración en mis pómulos... no entendía que es lo que pretendía...

La gente miraba
...Nos convertimos poco a poco en el centro de todas las miradas...

Yo no quería incomodarlo, pero él insistió y yo no pude negarme.

Juntaronse nuestros labios como si no hubiese un mañana.
Cerró sus ojos.
Cerré los míos.

Nos hicimos uno frente a la multitud, la gente observaba la escena, huía y comentaba, pero
no le importaba...
 no me importaba... 


 Lágrimas se vinieron a mis ojos mientras sus labios recorrían cada rincón de mi boca.

(Abrió sus ojos y sonrió) Estoy... dónde debo estar...
¡Por fin te encontré!...
...
... (¡Por fin le encontré!) ...

Nos miramos, me bordeó por la cintura, con mis manos acaricié su barbilla y en el último cruce de miradas, nuestras bocas nuevamente sucumbieron ante el frenesí .


El sol brilló con intensidad, la luz del ocaso cegó nuestra silueta y....




Desperté de mi sueño.