lunes, 10 de octubre de 2011

Acto II. Silueta de la tenue luz

Mientras contemplaba el oscuro cielo de la noche, la luz de la luna incidía en mis pupilas, debía de cerrar los ojos... la caja de música continuaba sonando... era tan bella...

Comenzaron a oírse unos golpes, la puerta exterior se abrió con sigilo y unos pasos aún más tímidos le sucedieron, me escondí entre los viejos bártulos sujetando una cortina, la cual tapaba la ventana, de ese modo no podrían encontrarme. Los pasos se detuvieron y una oscura silueta comenzó a tararear la melodía que aún continuaba activa, se sentó junto a ella. Yo... no sabía que hacer, quería huir, pero...

...Algo en aquella voz me resultaba encantador...

De mis dedos se escurrió la vieja cortina, abriéndose paso la luz por toda la sala, haciéndose visible... su silueta.

 (Se dio la vuelta) Era... él... eran sus ojos...
 (Me contempló de arriba abajo) -¿Qué haces aquí solo?
 (Miré hacia la ventana) - Me perdí en el bosque y encontré esta casa abandonada, pero... ¿Por qué estás tú aquí?
 (Dio un paso hacia delante) - Busco algo que he perdido.
 (Sonreí con ironía) -¿Qué se te puede haber perdido aquí en esta vieja casa abandonada en mitad del bosque a media noche?
 (Cogió la caja de música... y clavé mis ojos en ella) -¿E... es tuya?
 (Sonrió tímidamente) - Es un regalo... para alguien especial.

Ardía la histeria en mis entrañas, jamás podría volver a escuchar ese sonido que tanto me alivió, que tanta paz le brindó a mi corazón.
Continué mirando por la ventana como si nada me importase, aunque en el fondo...

Comenzó a caminar mientras daba cuerda a la caja, esta empezó a sonar de nuevo. Notaba el sonido cada vez mas cerca, pero hice caso omiso, continué mirando la luna que cada vez se posaba más alta.

(Rozó mi mano...) Me volteé y los vi, nuevamente esas miradas ensoñadas... mi ritmo cardíaco se desbordaba.
(Alargó su brazo) -Toma, es para ti.
(Desconcertado) -¿Para mi? no entiendo...
(Con la voz temblorosa) -Tú-u... tú eres esa persona.

Deje caer mi mirada hacia el instrumento y antes de poder mediar palabra se abalanzó sobre mi, rozó mi mano y...


ME BESÓ.

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