lunes, 10 de octubre de 2011

Acto I. Melodía del consuelo.

Es la tarde de otoño, las hojas se caen y son arrastradas por el viento... Dos personas cruzan la mirada por unos instantes...
Sus ojos se conocen sin percatarse de ello, no eran necesarias las palabras, la conexión fue mutua. Pero unos principios rechazan a los otros, ellos... rompen la unión de unas miradas que pedían a gritos estar unidas.

...Se aguan los ojos...



¡Sal corriendo! antes de que el sentimiento pueda escapar de su crisálida, pues es mejor desengañarse, antes que vivir una lacerante ilusión.


Corrí hasta llegar al centro del bosque, allá donde la luna cenicienta se alza contra la lobreguez, y allí encontré una vieja casa abandonada, repleta de maravillas, de recuerdos...

Decidí entretenerme con aquel magnífico tesoro que había hallado, pero era imposible borrar de mi cabeza a aquella persona, la profundidad de sus ojos me inundaba el pecho acelerando mi pulso y haciéndome caer al piso...

... Comenzó a sonar... La más bella melodía que jamás escuché... suave, melancólica, rompedora...
La perseguí por toda la casa, subí las ruinosas escaleras y en el cuarto del fondo, sutilmente iluminado por la luna, la encontré.

Una vieja caja musical, una antigua canción y mis vellos erizados en la piel.

Me quedé horas sentado frente al instrumento, con mis ojos fijos en la luz de un astro y mi corazón marcado por la angustia.

3 comentarios:

dijo...

Es tuyo el texto ¿verdad?

Me encanta, me gusta lo que leo debajo de esa capa de perversión Twittera.

Eyri Rhetenor dijo...

Gracias, aunque solo soy así cuando escribo, en persona las cosas son muy distintas...

Anónimo dijo...

Felicitaciones por el Blog, llegue por acá a traves de Twitter.-
Saludos desde Chile

Mnppepe