jueves, 10 de junio de 2010
Siegessäule
De esbelta e ilustre figura eres representada allá en lo alto del cielo, inquisidora de mayor respeto, justa e indolente, guía de los perdidos y alentadora de los desventurados, a ti me entrego hoy por uno de tus rayos de esperanza. Acalla este corazón herido, que no quiere ser sosegado, el amor sentido por el que aflige mi cuerpo y mi alma. Me encandila con bellas palabras, pero no son mas que un consuelo por la tortura de amarle y entregarle únicamente a él lo mas puro que poseo.
Diosa de Victoria silencia su sufrimiento y el mio otorgándole la tierna sonrisa, que es el único origen de mi propia felicidad.
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